Carta del 10 de enero de 1988
¿Y qué de nosotros, Z.? Cuando historiemos nuestra época... Nosotros padecimos una doble inautenticidad, una doble mala fe. No sólo debemos cargar con nuestra ceguera sino con la que nos fue impuesta. Me atrevería a decir que desarrollamos un ser-para-la-mentira. Y ese ser-para-la-mentira se fundamenta en la distancia. Poner distancia e iniciar una nueva vida con más o menos lastres, claro. O bien practicar una suerte de distanciación cotidiana: no creer del todo en la veracidad de nuestros sentidos porque la información que percibimos es falsa. Y preservar, poniendo distancia, a nuestras emociones, para no hacernos pedazos. Esto es un poco la respuesta cómo se vive la inestabilidad y carencia de posibilidades de futuro en la Argentina.
C.