[from El Tribuno, Salta, 11/21/10]
Good interview/article about Juan "Palo" Domingo, a Cafayate winemaker. I hope to translate it soon.
DICE LO SUYO/ JUAN "PALO" DOMINGO
“Cafayate es la reina de Salta”
Por FLAVIO PALACIOS, El tribuno
Domingo 21 de Noviembre de 2010 Salta
El conocido y muy respetado empresario vitivinícola vallisto Osvaldo Domingo se prestó a una charla en exclusiva con El Tribuno en la que desgranó su historia de vida mechada con numerosas anécdotas y definiciones fuertes sobre la realidad productiva y política de Cafayate y la provincia.
Desafió, por ejemplo, a los candidatos a gobernador y a los políticos en general a decirse las cosas de frente, sin intermediarios y sentados a una misma mesa, sin mandarse emisarios o utilizar los medios como mensajeros.
Respecto de su querida ciudad afirmó sin pelos en la lengua que “aquí hay desocupación cero y el que no trabaja es porque elige quedarse con algún plan gobierno”.
“Yo digo que Cafayate es la nueva reina de la provincia. Y eso es así. Hay trabajo, inversiones, capacitación, desarrollo. Y va a seguir creciendo por lo que te acabo de contar. Eso es bueno”, resaltó.
Destacó que “fui dos veces intendente y una vez senador provincial, por distintos partidos, pero nunca me afilié a ninguno” y confesó, con una pícara sonrisa, que “para poder vender mis vinos en Tucumán, a fines de la década del ‘50, coimeaba a los borrachines en las puertas de los bares para que hagan escándalo pidiendo en el mostrador la marca de mis damajuanas”.
¿Cómo se hizo bodeguero?
Mirá, la cosa fue así. A fines del ‘58, con quinto año cursado y aprobado de Veterinaria en La Plata, me vengo de vacaciones a Cafayate y aquí había problemas para poder vender los vinos de la bodega familiar, que era la de Benjamín y Pedro Nanni. Así que cargué un camión con damajuanas y me fui a vender a Tucumán. Y como era difícil entrar al mercado ya me las ingeniaba.
¿Qué hacía?
Me paré un día a conversar con unos borrachines en la puerta de tugurio que estaba cerca de la terminal de Tucumán y les di 5 pesos para que le exigieran al tabernero que les venda mis vinos. Así, coimeando borrachos, logré que muchos me compren las damajuanas.
¿Y que pasó con su carrera universitaria?
Ese verano me di cuenta de que lo mío era vender. En realidad a mi mamá no le gustó ni medio la idea. Pero le expliqué cómo veía yo la cosa y, además, me gustó andar con plata en el bolsillo.
Pero... no tenía bodega...
No. Mi familia se había dedicado más a la ganadería. Nosotros sólo éramos distribuidores de vino entonces. Yo tuve viñas recién a fines de los ‘60 y la bodega la fundamos con mi hermano Martín en 1979, con el nombre de Domingo Hermanos, el mismo que tiene ahora.
Pero ahora la sociedad con su hermano ya no existe...
Efectivamente. La sociedad se disolvió como a mediados de los ‘80, pero como yo puse la empresa a nombre de mis tres hijos, Osvaldo, Gabriel y Rafael, se sigue llamando igual.
Las proyecciones
¿Cómo ve la producción vinícola de Cafayate en la actualidad?
Mirá, con las inversiones de gente importante que hay en marcha, de capitales europeos y estadounidenses más algún nacional, Cafayate va camino de ampliar casi en un 50% la superficie sembrada con viñas, lo que a mediano plazo hará que la cantidad de vinos producidos aquí aumente en la misma proporción.
¿Puede eso crear algún problema de mercado como más competencia, menor espacio para los productos propios, o caída de precios, por ejemplo?
De ninguna manera. La verdad es que ahora, con la exquisitez de los enólogos y los asesores que hay en el mercado y la calidad de las uvas logradas aquí, en lo único que pensamos todos es en ganar más espacio del mercado mundial, que está ávido de nuestros vinos.
Eso, por supuesto, genera demanda de mano de obra...
Claro. Si aquí, en Cafayate, gracias a Dios hay desocupación cero. El que no tiene trabajo es porque prefiere quedarse con algún plan del Gobierno. Además, hay inversiones muy importantes destinadas al turismo.
En ese sentido la ciudad también creció mucho.
Mirá. Yo digo que Cafayate es la nueva reina de la provincia. Y eso es así. Hay trabajo, inversiones, capacitación, desarrollo. Y va a seguir creciendo por lo que te acabo de contar. Eso es bueno.
La política local
¿Cómo ve el panorama político local?
Uhhh! Ya hay como diez candidatos a intendente y me parece que a nadie le interesa muy mucho el tema. Cuando digo a nadie me refiero a la gente común.
¿No le interesaría a usted ser nuevamente intendente?
Por ahí me dan ganas. Pero soy consciente de que a esta edad ya tengo limitaciones físicas. Otra cosa sería si uno supiera que va a tener un gobernador que gestione lo que tenga que gestionar y no ser uno el que tenga que viajar a Salta o a Buenos Aires todas las semanas para que a Cafayate llegue lo que tenga que llegar.
¿Cuántas veces ejerció como jefe comunal?
A mí primero me designó Ulloa siendo gobernador de facto. Después, cuando Romero reformó la Constitución provincial, fui el primer intendente constitucional elegido por el pueblo. También fui senador provincial. Pero, ¿sabés cuál es la gracia?
No.
La cosa es que nunca me afilié a ningún partido. Puedo decir con orgullo que llegué donde llegué por el “Palismo”.
No entiendo.
Claro pues. Qué vas a entender si sos chango y no sos cafayateño. La cosa era así. Aquí siempre éramos “lovaglistas” o “antilovaglistas”. Y yo siempre llegué por la contra.
¿Y cómo es que nunca se afiliado a ningún partido?
Claro. Fui senador y después intendente, teóricamente por el renovadorismo y el PJ, pero la ficha mía la armaron unos señores en Salta y yo la firmé 5 años después. Lo que pasó fue que cuando salí elegido legislador alguien metió una demanda en la Justicia porque yo no era afiliado. Y cuando fui intendente tampoco firmé ficha del PRS.
Tengo una duda. ¿Por qué los empleados más viejos de la Municipalidad le siguen diciendo intendente a usted?
Ahhh. Será porque nunca pagué fuera de término, porque nunca los maltraté, porque les cumplía como a los empleados de la bodega.
¿Nunca le hicieron una huelga?
Jamás. La única huelga que hubo en la Municipalidad siendo yo intendente fue una vez que estaba de viaje en Buenos Aires y había quedado a cargo una señora a la que los municipales le hicieron un paro. Y ella me acusó a mí de que yo le había armado la huelga desde allá. (Se ríe). Algo de cierto habrá... (dice con una sonrisa disimulada).
La provincia
Y a nivel provincial, ¿cómo ve la política?
Mirá, para mí no debería haber internas.
¿Por qué?
A ver. Decime. Contra quién va ir Urtubey; contra quién va a ir Olmedo; y contra quién irá Wayar, si finalmente se presenta, si cada uno tiene su propio partido.
¿Qué les diría a los candidatos, qué les pediría?
No les pediría nada. Pero sí les diría que me gustaría mucho que no se manden emisarios ni mensajes o acusaciones por los medios. Que todo el mundo espera y vería mucho mejor que se digan todas las cosas de frente, sentados a la misma mesa.
Eso parece un mensaje destinado a pocas personas...
Por supuesto. Pero no me hagás hablar más.
“Yo puedo andar por el pueblo en camioneta con vidrios sin polarizar”
Osvaldo Domingo tiene 78 años. “Casi 79,” confiesa. Está casado desde hace 44 y de ese matrimonio nacieron tres hijos que siguen con la empresa familiar. “Y la están agrandando”, dice con indisimulado orgullo, aunque a los vallistos típicos, como es el caso del “Palo”, cueste hallarles una pizca de orgullo en sus modos simples y su tono franco, aunque a veces se torne severo.
Es que la bodega “Domingo hermanos” es hoy una de las más importantes de Salta por cantidad de producción y calidad de sus productos. Pero además, “El colorao” Gabriel Domingo, como buen veterinario, se dedicó a criar cabras y fabrica unos quesitos individuales y vende carne de cabrito, “casi como un hobby” que sin embargo le lleva un buen tiempo diario.
Además, el “Palo viejo”, como le dicen sin faltarle el respeto en el pueblo, porque el “Palo chico” es su hijo Osvaldo, se dio el lujo inmenso de recrear el pueblo de Yacochucha.
Allí, sobre la falta del cerro, al Oeste, bordeando las antiguas terrazas diaguitas que todavía conservan viñas de 300 años o más, que por supuesto ya no producen pero están, don Osvaldo construyó casas para los peones y restauró una antigua casona colonial que hace las veces de sala o casco de esa estancia.
Las viñas de altura
En la maravilla del paisaje y el clima propios de Yacochuya se producen viñas de altura, a más de 2.300 metros sobre el nivel del mar, lo que permite contar con una materia prima con cualidades excepcionales, muy apreciadas en todo el planeta y de las que salen, por supuesto, unos vinos “de rechupete”.
Respecto de su época de transportista recordó que “debe haber sido en 1962 que compramos con mi hermano un ómnibus Ford 1946 de 20 asientos, naftero, con el que hacíamos el servicio Cafayate - Alemanía, porque en ese entonces había coche motor desde Salta hasta Alemanía”.
“También había otras dos empresas, Sánchez Hermanos, que hacía de Salta a Santa María y el Expreso Cafayate, que hacía el viaje desde Salta. Pero ellos entraron en una guerra de tarifas paras captar más pasajeros y se descuidaron de la empresa chica que era la nuestra”, relató.
Y concluyó la historia contando que “a pesar de que la empresa se llamó siempre El Indio, en el pueblo le decían El Suizo, porque todos aprovechaban para poner en hora sus relojes cuando llegaba el coche, por el grado de puntualidad que logramos. Así fuimos creciendo y además teníamos una ventaja. En el pueblo hacíamos entrega a domicilio de los pasajeros”.
Más tarde, Domingo tuvo un recuerdo para don Roberto Romero. “Muchos años antes de que él sea gobernador ya éramos amigos. Y me ayudó mucho con la empresa de colectivos. Tanto que una vez me compró un coche y me lo dio para que trabaje. Y yo se lo pagué. Como corresponde”.
Sin perder la impronta que le dio a su charla con El Tribuno, Domingo dijo sobre el final de la entrevista que “me jubilé como autónomo” y mostró su recibo de haberes. “Gano unos 2.000 pesos y eso me permite andar por el pueblo en una camioneta con los vidrios sin polarizar”.
“Cafayate va a producir en pocos años más un 50% más de vinos que en la actualidad, todos de muy buena calidad”.
“Les diría a los políticos que se digan las cosas de frente sentados a la misma mesa y no utilicen a los medios”.
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