Con el mito de Borges entre sus muros, la curiosidad por el enigmático parentesco con Roberto Arlt de un muchacho del mismo nombre que atendía la biblioteca circulante y la amabilidad de su director, que me prestaba libros del siglo XIX; la Biblioteca Miguel Cané fue refugio y salvataje de mis años de estudiante.
Por eso le agradezco a Mario Horacio Bellocchio, director-propietario del periódico Desde Boedo, la investigación sobre la Miguel Cané que lo llevó a escribir su historia en el Nº 81 de esa publicación.
Te invito a leerla pulsando aquí: Desde Boedo.