Sé que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones y que las palabras son cárceles del deseo. Así que aunque os desee lo mejor para el año venidero, en nada podré cambiar vuestro destino. Y a pesar de todo yerro al desearos lo mejor para ese tiempo.
Hago mío el mensaje que me ha enviado Francisco
con sus palabras siempre justas y elocuentes:
te deseo lo mejor para este tiempo.