En 1925 en el Senado de Colombia se daba una muy interesante polémica alrededor de la pregunta: ¿Debemos reformar la Constitución Colombiana para restablecer la pena de muerte?. Han pasado 83 años y este debate sigue vigente.
Me piden opinar frente al doloroso y terrible caso del niño que fue secuestrado y asesinado por su padre. Muy seriamente insisto, que este tipo de casos no pueden seguir sucediendo en nuestro país, pero así mismo debo reconocer que este caso en particular fue magnificado de una manera tan exagerada que terminó minimizando la gran tragedia de los niños colombianos. Y escondiendo el resto de noticias, la periodista ultraderechista y ultraconservadora Salud Hernández se preguntaba “Que están escondiendo los medios, para que es esta cortina de humo?”
Días antes una dirigenta de la Ruta Pacífica de Mujeres, fue masacrada (a bala) junto a su hijo, nuera y nieto, un menor de cinco años de edad. Los medios no registraron nada; cientos de casos diarios son absolutamente ignorados por los medios y la sociedad en un ejercicio que es tan aberrante como el caso del niño Luis Santiago. Máxime cuando los medios invitaron a un linchamiento colectivo, muy ajustado al unanimismo de la justicia por propia mano, que promovió en Colombia el crecimiento de cosas tan absurdas como el paramilitarismo.
Obviamente como padre, quisiera matar a pellizcos y mordiscos a este sicópata, pero ese sentimiento obvio, no es óbice para saltarme la justicia o tomarla por mano propia. Debo reconocer que en esto le hallé la razón a Uribe: “Lo de aumentar las penas o determinar la pena de muerte no debe ser un asunto de calenturas”. Es una verdadera administración de justicia, la verdadera solución a casos tan terribles. Es el fortalecimiento de esa justicia que este gobierno ataca e intenta minar todos los días. Es lo justo para Luis Santiago, lo justo para los cientos de niños vulnerados y atropellados.
Decía Manuel Murillo Toro hace más de 80 años:
“Una legislación que para extinguir el asesinato manda asesinar, entra en un circulo vicioso en que habrá de agotar sus fuerzas sin poder realizar sus propósitos”
Ahora bien, la ineficacia de la justicia es, hoy por hoy, la excusa perfecta de los que quieren reinstaurar la pena de muerte…. la respuesta para este argumento es la misma que esgrimió el Senador liberal Antonio José Restrepo en las sesiones de discusión del proyecto de Acto Reformatorio de la Constitución de 1886, que pretendía restablecer la pena de muerte:
“El Código Penal es un perro bravo que solo muerde a los de ruana”
O si no que lo digan las fincas por cárcel…..
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