“Un triunfador es parte de la solución; un perdedor es parte del problema.
Un triunfador dice: ‘Debe haber una forma mejor de hacerlo...’; un perdedor dice: ‘Esta es la forma en que siempre lo hemos hecho.
No hay otra…’. Cuando un triunfador comete un error, dice: ‘Me equivoqué, fue mi culpa’, y aprende la lección; cuando un perdedor comete un error, dice: ‘No fue culpa mía’ y responsabiliza a los otros.
Un triunfador dice: ‘Soy bueno, pero puedo mejorar’. Un perdedor dice: ‘No soy tan malo como otros’.
Un triunfador sabe escuchar, comprende y responde. Un perdedor interrumpe y no espera que llegue su momento de hablar.
Un triunfador respeta a aquellos que saben más y se preocupa en aprender algo de ellos. Un perdedor se resiste a todos los que saben más y solo se fija en sus defectos.
“Un triunfador consigue ‘ver el bosque en su totalidad’. Un perdedor se fija solo ‘en el árbol que le toca plantar’.
Un triunfador se siente responsable por algo más que por su propio trabajo. Un perdedor no se compromete y siempre dice: ‘Hago mi trabajo y ya es bastante’.
Un triunfador trabaja mucho y dedica más tiempo para sí mismo. Un perdedor está siempre ‘muy ocupado’ o ‘muy cansado’ y no tiene tiempo para los suyos.
No importa qué tan fuertes sean tus creencias. Si no usas tu sabiduría para crear cambios positivos sigues siendo parte del problema, no de la solución”.