Haremos un análisis centrado en lo peligrosa que es una medida como esta, utilizando como ejemplo lo que puede suceder en el caso de los chupetes y los chocolates
En el Ecuador la concepción de que las importaciones son malas y que el gasto público siempre es bueno, está tan arraigado en nuestra cultura empresarial, popular y política, que resulta muy difícil abrir el debate hacia otro tipo de posibilidades o ideas. Por eso en esta sección presentaremos un análisis sobre el tipo de política comercial que se ha sugerido en el caso los chupetes y los chocolates (un ejemplo que se puede aplicar después a casi cualquier sector de la economía).
En el Ecuador la concepción de que las importaciones son malas y que el gasto público siempre es bueno, está tan arraigado en nuestra cultura empresarial, popular y política, que resulta muy difícil abrir el debate hacia otro tipo de posibilidades o ideas. Por eso en esta sección presentaremos un análisis sobre el tipo de política comercial que se ha sugerido en el caso los chupetes y los chocolates (un ejemplo que se puede aplicar después a casi cualquier sector de la economía).
El argumento parece lógico y tan sólido que no debería prestarse para ningún contrapunto: Tenemos una industria nacional de confitería que ofrece un excelente producto y por lo tanto no deberíamos permitir que los consumidores compren productos importados porque eso mata la industria nacional y genera desempleo, por lo tanto se deben prohibir las importaciones.
Tan lógico, tan sólido, y tan equivocado…En el Ecuador la oferta total del sector de la confitería (según las cuentas nacionales del 2007 que son las últimas con información completa y confirmada), es de 188 millones de dólares, que se compone de 44 millones de importaciones y 144 millones de producción local.
La idea de una medida de restricción a la importación sería evitar que esos 44 millones de dólares en confites ingresen a la economía. Analicemos esto. Primero lo primero, ¿por qué existen importaciones? Resumiendo podemos encontrar dos razones: 1) porque la relación calidad/precio del producto importado es mejor y eso hace que el consumidor lo prefiera versus el producto nacional, o, 2) porque el producto importado no se produce a nivel nacional pero hay un nicho de mercado que lo demanda.
En el caso de la industria de la confitería del Ecuador hay un poco de los dos (esta sencilla reflexión es muy importante para el análisis que sigue).¿Qué efecto práctico busca el Gobierno al impedir las importaciones? Busca sustituir esos 44 millones de dólares importados por producción nacional. Esa es la teoría, en la práctica ¿se puede hacer esa sustitución? Aquí hay dos caminos:
Dejar de exportar: En este momento las exportaciones confiteras del Ecuador son de 52 millones de dólares anuales, por lo tanto “sustituir importaciones” implicaría necesariamente que algo de esas exportaciones (casi todo) debe destinarse al mercado local. Pero esa no es una decisión del Gobierno sino de las empresas, y las empresas se rigen por incentivos económicos (que no solo es el dinero, por supuesto). Si existen exportaciones es porque hay algún incentivo para vender afuera y no dejar ese producto en el Ecuador, eso implica que -ya sea por precio o por volumen- exportar es un buen negocio, y nadie en su sano juicio va a sustituir un mercado rentable. El resultado es que tendremos un “hueco” (un desabastecimiento) de 44 millones de dólares que ahora ya no se importan pero tampoco es interesante llenar con producto local… a menos que el precio interno suba y se genere un incentivo para producir más.
Producir más: Este es el efecto que el Gobierno publicita como el más beneficioso, pero aquí hay que hacer otras consideraciones. Primero como ya vimos en el párrafo anterior, para que haya incentivo para producir más, el precio interno tiene que subir; eso es bueno para los empresarios dirán algunos, pero y el consumidor ¿cómo reacciona? Para eso debemos analizar la sensibilidad del mercado de confites ante un aumento de precios, y encontramos que casi todos los productos son “elásticos”, es decir que un pequeño aumento de precio genera una gran disminución del consumo.
Los empresarios que creían ser beneficiados con una medida como esta porque podrían vender más, harán nuevas inversiones, sacarán nuevos productos, pero se darán cuenta tarde o temprano que “no hay mercado”, porque el consumidor sencillamente no está dispuesto a pagar un precio más elevado.
El resultado es que el producto nacional es más caro que el importado, por lo tanto los consumidores no consumen y los empresarios nos venden. No hace falta mucha más explicación de por qué esta situación hace que todos perdamos…Seguramente usted se estará haciendo un cuestionamiento crucial ante lo que acabamos de analizar en los párrafos anteriores: ¿Por qué el producto importado, es más barato que el producido en el Ecuador? ¿No nos permitiría una restricción a la importación crear una industria de confites más competitiva? Estas son preguntas muy válidas, que nos llevan a la raíz del problema… Y el problema es que estamos viendo este asunto desde el punto de vista de las importaciones, cuando deberíamos estarlo viendo desde las exportaciones.
La pregunta no es por qué no importamos menos, sino por qué no exportamos más. Ahí es cuando tenemos que regresar a ver a los costos de producción y todo apunta a que los costos en Ecuador para producir chupetes y chocolates son más elevados que en Colombia o Perú, debido a una larguísima lista de factores tanto coyunturales como estructurales, pero lamentablemente en la mayoría de casos la causa está asociada a la acción del Gobierno o la falta de ella.Por ejemplo, específicamente en el caso de los confites, el segundo insumo productivo más importante (después de cacao) es el azúcar de la cual se consumen cerca 12 millones solo en esta industria. Pero resulta que la importación de azúcar está restringida y los industriales deben comprar casi al doble de lo que cuesta en el mercado internacional. Ahí tenemos el origen de todo este problema. Una medida política para proteger a un sector que termina generando un gran costo para toda la industria, que a su vez se ve limitada en su capacidad de competir y de generar más empleo y más riqueza. Y en vez de buscar una solución para el tema de azúcar, estamos buscando nuevos parches para los chupetes…
Ahora en vez de chupetes ponga cualquier otro producto en el que se vayan a utilizar políticas restrictivas o arancelarias y se irá develando con claridad por qué el sistema productivo del Ecuador es tan poco competitivo.Se nos olvidaba algo. ¿Qué pasa una vez que la medida de restricción de importaciones de confites no funcione por todo lo que mencionamos antes? Vamos a tener un producto más caro o inexistente, pero algunos empresarios van a seguir eligiendo la opción de exportar. Entonces con “toda razón” el Gobierno va a protestar porque hay malos empresarios que prefieren vender afuera y no se preocupan por abastecer antes el mercado interno. Y con “toda razón” la siguiente medida para evitar que haya un desabastecimiento del mercado será prohibir las exportaciones de confites (parece un escenario lejano, pero basta ver hacia Argentina para palpar la realidad de una medida como esa). El principio del fin de la industria de confites del Ecuador…