Wednesday, November 28, 2007

Agonizando otra vez, estaba el Cristo de Palo, pegao a la pared!


En estos momentos de mi vida, donde la sensibilidad aflora permanentemente, volví a encontrar una historia que merece ser contada. La historia de Monseñor Arnulfo Romero, sacerdote salvadoreño inspirador de muchos... les dejo el video de la Canción "El Padre Antonio y su monaguillo Andrés" de Rubén Blades (dedicada a la vida y obra de Monseñor Romero), un aparte de la carta al gobierno norteamericano que a la postre le costó la vida y varias citas:



Me preocupa bastante la noticia de que el gobierno de Estados Unidos esté estudiando la manera de favorecer la carrera armamentista de El Salvador enviando equipos militares y asesores para entrenar a tres batallones salvadoreños en logística, comunicaciones e inteligecia… Es una evidencia que la Junta y la Democracia Cristiana no gobiernan el país sino que el poder político está en manos de militares sin escrúpulos que lo único que saben hacer es reprimir al pueblo y favorecer los intereses de la oligarquía salvadoreña... Por tanto, dado que como salvadoreño y arzobispo de la arquidiócesis de San Salvador tengo la obligación de velar porque reine la fe y la justicia en mi país, le pido que si en verdad quiere defender los derechos humanos: Prohíba se dé ayuda militar al gobierno salvadoreño. Garantice que su gobierno no intervenga directa o indirectamente con presiones militares, económicas, diplomáticas, etc., en determinar el destino del pueblo salvadoreño (Extractos de la carta de Monseñor Romero al presidente Carter leída en la homilía de 17 de febrero de 1980).

  • "Y si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño."


  • "La Iglesia no debe meterse en política, pero cuando la política toca el altar de la Iglesia. ¡A la Iglesia le toca defender su altar!"


  • "También las circunstancias desconocidas pueden ser afrontadas con la gracia de Dios. Él ha asistido a los mártires y, si es necesario, lo sentiré muy próximo, al confiarle mi último suspiro. Pero más todavía que al enfrentarme con la muerte, necesitamos coraje al entregar toda la vida y vivir para Él."


  • "Si denuncio y condeno la injusticia es porque es mi obligación como pastor de un pueblo oprimido y humillado"


  • El Evangelio me impulsa a hacerlo y en su nombre estoy dispuesto a ir a los tribunales, a la cárcel y a la muerte"


  • Ningun soldado esta obligado a cumplir una ley encontra de la ley de Dios, pues una ley inmoral nadie tiene porque cumplirla.

  • El Padre Antonio y su Monaguillo Andrés

    Letra y música: Ruben Blades

    Ejecución: Ruben Blades y los Seis del Solar

    Del disco "Buscando América"


    El Padre Antonio Tejeira vino de España,
    buscando nuevas promesas en esta tierra.
    Llegó a la selva sin la esperanza de ser obispo,
    y entre el calor y en entre los mosquitos habló de Cristo.
    El padre no funcionaba en el Vaticano,
    entre papeles y sueños de aire acondicionado;
    y fue a un pueblito en medio de la nada a dar su sermón,
    cada semana pa' los que busquen la salvación.

    El niño Andrés Eloy Pérez tiene diez años.
    Estudia en la elementaria "Simón Bolivar".
    Todavia no sabe decir el Credo correctamente;
    le gusta el río, jugar al fútbol y estar ausente.

    Le han dado el puesto en la iglesia de monaguillo
    a ver si la conexión compone al chiquillo;
    y su familia está muy orgullosa, porque a su vez se cree
    que con Dios conectando a uno, conecta a diez.

    Suenan la campanas un, dos, tres,
    del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.

    Suenan la campanas otra ves
    del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.

    El padre condena la violencia.
    Sabe por experiencia que no es la solución.
    Les habla de amor y de justicia,
    de Dios va la noticia vibrando en su sermón:

    suenan las campanas: un, dos, tres
    del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.

    Suenan la campanas otra ves
    del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.

    Al padre lo halló la guerra un domingo de misa,
    dando la comunión en mangas de camisa.
    En medio del padre nuestro entró el matador
    y sin confesar su culpa le disparó.

    Antonio cayo, ostia en mano y sin saber por qué
    Andrés se murió a su lado sin conocer a Pelé;
    y entre el grito y la sorpresa, agonizando otra vez
    estaba el Cristo de palo pegado a la pared.
    Y nunca se supo el criminal quién fue
    del Padre Antonio y su monaguillo Andrés.

    Pero suenan las campanas otra ves,
    por el Padre Antonio y su monaguillo Andres

    Suenan las campanas
    tierra va a temblar
    suenan las campanas
    por amërica
    suenan las campanas
    oh; virgen señora
    quien nos salva ahora
    suenan las campanas
    de antonio y andres
    suenan las campanas
    ven y oyela otra ves
    suena la campana
    centroamericana
    suena la campana
    por mi tierra hermana
    mira y tu veras
    suena la campana
    el mundo va a cambiar
    cambiar