Friday, October 23, 2009

Secuestro Interpretativo


El viernes 16 de Octubre a eso de las 12 del medio día, después de asistir a un debate con los estudiantes del departamento de química, un grupo de alumnos, profesores y trabajadores de la Universidad Nacional rodearon y bloquearon la camioneta del Rector del Alma Mater, Moisés Wasserman, por algo más de cuatro horas. La muchedumbre demandaba una reunión en el Auditorio León de Greiff, para debatir el tema de la financiación de la Universidad Pública.

Durante todo este tiempo, el Rector Wasserman, esperó dentro de su camioneta, pues el hervidero de gente era tal que no dejaba ni abrir las puertas. Imaginamos que tuvo la oportunidad de echarse un motoso, de hablar por teléfono, de jugar tetris en el celula, regañó a los escoltas y les prohibió almorzar en el carro porque “Me lo dejan oliendo a comida”. Además saludó a un funcionario de la Defensoría del Pueblo que acompañó la asoleada de los manifestantes y el tedio del profesor Wasserman.

A las 4:30 pm, se acercaba la hora de iniciar viernes cultural y todos seguían en medio del embotellamiento humano, ante la inminencia de una gastritis colectiva por falta de almuerzo, el Rector bajó la ventanilla de su camioneta y citó a la comunidad universitaria en el León de Greiff en la mañanita del lunes siguiente. El hormiguero aplaudió y como el Moisés bíblico, se abrió el mar de gentes para dejar ir a almorzar al Rector.

Por orden presidencial, entró a los predios universitarios la policía y el ESMAD a salvar al hambriento profesor Wasserman, quien en ese momento ya estaba comiéndose un apetitoso churrasco. Muy a pesar de ello, la fuerza púbica entró e hizo “Viernes Cultural” con todos los que se hallaban en la U. Cascó y detuvo a más de 20 personas en su mayoría menores de edad y pertenecientes a la “Familia Miranda”. Cómo es natural el sábado en la tarde todos estaban en su casita; golpeados, vejados y reseñados pero en su casita.

Pues esta pequeña historia tuvo un epílogo inexplicable, los medios de comunicación, encabezados animosamente por El Tiempo calificaron el “embotellamiento humano” como un “Secuestro”, obvia y consecuentemente salió el Represidente minutos después a reprender a los “terroristas” que habían secuestrado a Wasserman, ofreciendo 50 millones de pesos por la cabeza de los autores de este supuesto delito.

Las exageradas e irresponsables acusaciones del Represidente se explican únicamente como una “reacción” encaminada a la consabida “cortina de humo” para “esconder” la desfinanciación de la Universidad Pública, la hiperfinanciación de la defensa nacional y por supuesto, el escándalo de Agro Ingreso Seguro.

Ahora bien, si elevamos a la categoría de Secuestro esas “mini retenciones a la vista de todo el mundo”, podríamos recordar al Ministro Fabio Valencia Cossio y su equipo de asesores en el trámite del referendo en la Cámara, cuando mantuvieron “secuestrados” a todos los miembros de la bancada uribista, acompañándolos incluso al baño, para garantizar que no se les volaran antes del voto.

Habría que preguntarle a Carlos Gaviria si el hecho de que en el Polo no lo dejen ir para la casa a descansar, se configura como un secuestro, o qué opina a Ginna Parody que durante tanto tiempo se sintió “secuestrada” en el partido de la U. También deberíamos consultar a Juan Manuel Santos y Noemí Sanín cómo se sienten al ver que el Represidente mantiene retenidas sus aspiraciones y candidaturas a la vista de todos.

Los participantes en el trancón estudiantil se autoproclamaban “Defensores de la Educación Pública” y se sentían (todos incluso Moisés) “hambriados” por la falta de almuerzo; los conductores de las calles 26 y 30 los llamaron “¡Manifestantes!”, “¡Bulliciosos!”; los abuelos les dicen “sin oficio”. En últimas, el problema es simplemente semántico, de interpretación, pues en esta era de la seguridad democrática: “Defensa de Gestión Gubernamental” es igual a “Campaña política en Consejos Comunitarios”; “Regalos” es equivalente a “Subsidios”;”Campesino” a “Latifundista”, “Manifestante” a “Secuestrador”, “Bases Militares” a “Cooperación para el desarrollo”, “Ocho años” a “Doce años”, en fin, depende de cómo se entienda…

PD. Un indicador certero de lo que pasa frente a la Universidad Pública, es el recién aprobado Presupuesto General de la Nación (PGN), donde podemos apreciar que los recursos para pagar el servicio de la deuda son el 27,3% del presupuesto, los destinados a defensa alcanzan un 14,2% del total, mientras que los asignados para educación (incluidas educación básica primaria, secundaria y superior) suman apenas un 13,9%. (Fuente Ministerio de Hacienda y Crédito Público)