[from Daniel Sagánaga @ El Tribuno, 27 marzo 2011]
¿Qué idioma se hablaba en Salta antes de la Conquista?
Aunque ahora ha desaparecido, antes de la Conquista los hombres que habitaban lo que hoy es el Noroeste Argentino se comunicaban en un idioma exclusivo de la región: el kakán.
Estaba por entonces muy extendido y aún sobreviven muchas de sus palabras en apellidos y toponimias del NOA.
También encontramos en el habla actual morfemas y lexemas - fracciones de la palabra- que nos remontan al antiguo idioma. Pero al parecer sobre todo la musicalidad de nuestro castellano es la herencia más extendida que nos dejó el kakán.
El antropólogo Ricardo L. J. Nardo, en un erudito estudio acerca del kakán, señala que “se puede trabajar con material cuyo significado se desconoce para determinar la fonología y la morfología, siempre que se posea un corpus donde se hallen documentados todos los casilleros de la lengua. Con el kakán ello no ocurre. Ni siquiera las transcripciones merecen confianza. Sólo es posible hacer algunas observaciones sobre algunos fonemas, apoyándose en las variantes gráficas de topónimos y antropónimos, y en las voces regionales.
Además, las sencillas grafías que legaron los primeros cronistas españoles deben hallarse muy lejos de los sonidos reales.
Con cimientos tan endebles es imposible construir una estructura firme alrededor del idioma perdido”, señala Nardo.
Nuestro idioma
Según las fuentes, el kakán se hablaba en Salta, sobre todo en el valle Calchaquí, Catamarca, La Rioja, parte de Santiago del Estero y norte de San Juan.
Pero el kakán nunca fue una lengua general y por eso su aprendizaje no fue muy frecuente. Según las “Cartas Anuas de la Compañía de Jesús” y otros documentos, el cura Alonso de Barzana comenzó su estudio en 1585. Él, junto al cura Pedro Añasco compusieron por 1590 preceptos gramaticales y vocabularios que ahora se han perdido.
Barzana también escribió catecismo, homilías, sermones, confesionario y plegarias en kakán, pero nunca llegaron a ser publicados. Según las cartas jesuitas, los curas Juan Romero y Gaspar de Monroy llegaron a componer canciones devotas en kakán ya que los Diaguitas gustaban de cantar en su lengua.
Muy generales y vagos son los datos de las fuentes acerca de sus características. El jesuita Barzana afirmó que se trataba de la lengua “más dificultosa para mí de cuantas he aprendido”.
El cura Diego Francisco de Altamirano lo llama “difícil y bárbaro lenguaje”; Lozano lo trata de “áspero idioma”, “imperceptible”, “tan gutural que parece no se instituyó para salir de los labios” e insiste en que “se forman sus voces en solo el paladar”.
Lozano lo caracteriza como “muy gutural, que apenas le percibe quien no le mamó con la leche”.
En un primer momento la administración española y la Iglesia apoyaron el aprendizaje de idiomas indígenas. Pero la tendencia a obligar el aprendizaje del español tomó auge hasta que entre 1634 y 1636 se dispone que sea enseñado el español a todos los indios.
En el caso del kakán, su declinación se acentúa por el traslado de varios de sus hablantes fuera del NOA, luego de haber sido sofocado el alzamiento de Chalimín que se extendió desde 1630 a 1643. Y finalmente con el fracaso de la rebelión incitada por Pedro de Bohórquez, el Falso Inca, en 1658.
En 1770 una Real Cédula ordenó que se pusieran en práctica medios para conseguir extinguir los diferentes idiomas indígenas y que sólo se hablase castellano.
Un pasado sin presente
Marcos A. Morinigo señala la existencia de dos tipos de entonación en el español del NOA. Uno de ellos, el tipo montañés, sería lo único que dejó la desaparecida lengua kakana. “Ningún otro rastro quedó de dicha lengua, ningún vocabulario, ninguna gramática que nos haga saber” dice.
Sin embargo en la toponimia actual encontramos algunos nombres de raíz kakana, como Tinogasta, Paquingasta, Ampacgasta, etc. “Es imposible realizar una clasificación basada en rasgos lingísticos de una entidad que carece de documentación apropiada".
“Por ello, todos los ensayos realizados hasta el momento carecen de validez”, sentencia Nardo. Muchos estudiosos “y aficionados” se han vistos tentados de unir el kakán a otros idiomas aborígenes, incluso se le consideró “proto aymara”.
“Pero la búsqueda en archivos y repositorios documentales para tratar de hallar los manuscritos de artes, vocabularios y otros materiales lingüísticos kakanos elaborados por los misioneros, ha resultado infructuosa hasta ahora”, señala.
Por otra parte explica que “es muy difícil trabajar con secuencias de sonidos cuyo significado es desconocido”.
“Por una parte, se ha perdido mucho tiempo con especulaciones de gabinete; en otros casos, los autores han carecido de dotes de observación y registro en los trabajos de campo. Es un grosero error recurrir indiscriminadamente a interpretaciones mediante otras lenguas indígenas cuando se sabe por los cronistas que el kakán era una lengua particular, distinta de las otras conocidas”, asegura Nardo.
Palabras más o menos
“Un error por desconocimiento estomar como kakanas voces españolas o de otro origen, como hizo Adán Quiroga con aloja, chamiza, chifle, iguana, etc, dice Nardo”. Además señala que “estos improvisados lingüistas se han movido con gran desaprensión en el peligroso campo de las etimologías. No respetaron barreras y echaron mano a secuencias de sonidos de cualquier lengua, creando curiosos cocktails con desconocimiento de las estructuras morfo-sintácticas, de las equivalencias fonéticas y de la historia étnica local”.
“José Vicente Solá, autor de un muy importante diccionario de Salta, no pudo escapar a la tentación de hacer alguna deducción equivocada como es la etimología de la voz ‘mistol’ (nombre seguramente kakán) mediante el quechua miskitullu, que él traduce ‘cosa dulce’”, detalla el antropólogo.
Voces kakanas
Hasta el momento la fuente más importante que consigna voces kakanas es el cura Pedro Lozano. Él rescató las expresiones: “Ahaho”, o pueblo de..., “Cacanchic”, un dios cuyo culto se realizaba en las cosechas, “Caylle”, otro numen divino, “Coro”, un tabaco alucinógeno, “Gasta”, también pueblo de..., “Pilla-jacica”, una cacería religiosa, “Titaquin” o poderoso señor, “Zupca” o altar, “Ango”, o aguada, “vil”, interpretado como “pueblo, comarca, paraje, río, valle, aguada’, “aha / apa” o jefe, cacique.
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